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¿Por qué escribo?

Cuando empecé a escribir para el escenario, en seguida sentí que no era suficiente con hacer reír. Tenía que contar algo que de verdad importase. Debido a mi absoluta falta de interés por la actualidad, que siempre me ha parecido un producto mal acabado, comencé a meter pequeñas píldoras dentro de mis textos. Finales, apartes, detonantes que hablaran de nosotras como humanas. Emociones, dolores, frustraciones, miedos, herencias educacionales. Y así es como cree este estilo mío que ha sido mi filosofía creadora durante 43 años.

Y entonces la vida giró

Las experiencias salvajes agitaron el presente

Me transformé

Dejé de crear para mí misma.

Por ende, dejé de crear para los demás

¿Para qué? ¿Por qué?

«El artista de verdad cambia, no se estanca»

Dejó de interesarme la sanación colectiva y entro en el maravilloso mundo de: «que me paguen por trabajar» El cambio es sustancial y neutraliza toda costumbre de acción. Es decir, que lo que hacía ya no vale para lo que hago y digo más, para lo que quiero hacer.

¿Qué quiero hacer?

Ahora me dedico a hacer lo que me mandan y como resulta que para eso estoy más que preparada me dedico a hacer, «lo fácil», por dinero. Algo que de joven me parecía un insulto a al autenticidad, ahora me parece un acto de inteligencia. Ganar dinero en vez de perderlo (Sí, lo sé no se pierde se invierte. Pero le quita dramatismo a la idea). Dentro de mí algo se revuelve. ¿Qué es? ¿Tan mal me sienta la estabilidad? ¿Será que al no tener hijos me sobra tiempo para ser feliz sin estrés? ¿Será que ser feliz sin estrés mata la creatividad?

Intento retomar lo que dejé allá antes de la pandemia pero no funciona, no fluye, no me inspira, no evoluciona con facilidad. Me siento haciendo algo a granel. Ya no soy esa persona. Yo no soy ese dolor.

¿Qué soy ahora?

Feliz

¿No jodas?

Ahora que no estoy frustrada, triste, dañada, asustada… ¿Ya no tengo ganas de crear? Paseo por el monte. Me gustaría demostrar que se puede ser feliz y creativa en la estabilidad. Pero no parece que encuentre acción para demostrarlo. Dejo que las cosas se coloquen solas. No lo hacen. El estado de felicidad crece como mi desgana de invertir un solo julio de mi energía en levantar otro proyecto de cero.

Pasa el tiempo

Cuatro años hará en Marzo

¿Cuatro años ya?

A pesar de este bienestar más que bienvenido algo dentro de mí me grita que debo coger un camino nuevo ¿Cuál?

Y esta mañana, de repente, se despeja la incógnita.

Como suele suceder, de repente, sin avisar, mientras disertas sobre esa característica humana que poseemos algunas personas de lanzarnos al vacío para ver si hacemos pie o no y que hace que abramos el camino a otros que al final lo explotan y se hacen ricos mientras lo valientes cobramos el subsidio. Ahí, en esa disertación, mientras aceptas que eres de esas personas y que tienes que dejar de negarte esta cualidad tan poco valorada, te das cuenta por qué después de cuatro años no eres capaz de crear algo absolutamente nuevo.

CHAN CHAN

Y ahí…

Llegamos al bloqueo.

Cuando empecé a escribir y a poner en escena mis creaciones era algo nuevo, algo que no se hacía en aquellos tiempos hace casi 30 años. Hacía comedia de lo dolores emocionales. No se hablaba A LAS BRAVAS del vacío del amor, la soledad, la ansiedad, la depresión, los conflictos. Las enfermedades emocionales del primer mundo eran juzgadas. Así que mis propios hallazgos terapéuticos los transformaba en Cabaret (CABARÉ DE VINO Y QUESO), en Western (SIN BALAS), en musical (SUFRIDA CALO). Hacer terapia escénica no era un concepto. Hoy en día, y con la aparición de las redes, lo es todo. Estamos todos hablando de lo mismo. No me había dado cuenta hasta esta mañana. Y es maravilloso pero… ahora que ya está instalada esta libertad de sentir… Es tiempo de hablar de otra cosa. De crear otros conceptos, de saltar a ese vacío y hacer pie, creando nuevos caminos que luego otros vengan a monetizar.

Ahora bien.

¿Cuál es ese camino?

No lo sé.

Pero, con la sobre información que hay… me parece que la única fibra que se va a poder tocar va a ser la óptica. La menopausia es un gran tema. Aunque también está ya brotando a borbotones. Es lo que tiene que la humanidad esté tan conectada.

Es un temazo porque ni a la medicina le interesa.

Al mundo no le interesa una generación de menopáusicas (esta palabra, el corrector, la señala en rojo porque ni él reconoce este concepto) cabreadas.

En fin… que la única cosa realmente extraordinaria para hacer que me viene a la cabeza es asalvajarme e irme a vivir alejada de la humanidad, más si cabe, pero… los campos están vallados y llenos de restricciones. Y tampoco creo que esa sea la solución.

Así que abrumada y con la sensación de empezar de cero me dirijo al fascinante mundo de crear para respirar.

PD: Como siempre aquí os dejo algunas comas y acentos: ,,,,,,,»»»»’ y os pido perdón de corazón por cada patada que haya podido cometer al reglamento lingüístico.